Tradicionalmente, hemos asociado el viaje en autocaravana con una pareja de jubilados o una familia que empleaban este medio para poder viajar por poco dinero.

Con el resurgir del fenómeno camper este tópico ha perdido fuerza, ya que cada vez más jóvenes (y no tan jóvenes) eligen este vehículo porque les permite combinar su uso diario con tareas recreativas como viajar o practicar toda una serie de deportes como el Kitesurf o la Escalada.

Las ventajas de una camper para estos usos son indiscutibles:

En primer lugar son casi tan manejables como un  turismo y tienen un consumo bastante comedido. Con tu camper podrás entrar prácticamente en cualquier lugar que sea accesible para un coche.

Son muy discretas y con el techo plegado, apenas se las distingue de un vehículo “normal”, por lo que puedes dejarla aparcada sin tener que preocuparte porque atraigan a ladrones y descuideros, como suele suceder con sus hermanas mayores, las autocaravanas.

El cuidado diseño de sus interiores y su completo equipamiento hacen que las campers ofrezcan al usuario el equilibrio perfecto entre la comodidad y la libertad de movimientos.

Efectivamente, viajar en una camper es bastante económico, lo que te permitirá prolongar tus vacaciones o darte esos lujos y caprichos que normalmente no puedes permitirte cuando viajas.

Por último, usar estos vehículos produce un efecto secundario que se conoce como “espíritu camper”. Una vez que lo padeces, ya nunca querrás volver a probar las formas tradicionales de hacer turismo, sino que buscarás llegar a esos rincones secretos que existen al margen de las rutas de los tours organizados.